Clyte bélier - MHNT - Vue dorsale

Los cerambícidos, también conocidos como escarabajos longicornios o, incluso, carpinteros, son una familia de escarabajos perteneciente a la familia Cerambycidae. Esta familia es una de las más grandes dentro del orden de los coleópteros, con alrededor de 35,000 especies descritas en todo el mundo.

Callidium violaceum. Foto: U. Schmidt, 2009. Fuente: Wikipedia.

Aspectos generales de su anatomía externa:

Tamaño y forma del cuerpo: Los cerambícidos pueden variar en tamaño, desde especies pequeñas de unos pocos milímetros hasta especies grandes que alcanzan varios centímetros de longitud. En general, tienen un cuerpo alargado y cilíndrico, adaptado para su estilo de vida en el medio ambiente arbóreo. El cerambícido de mayor tamaño conocido es el escarabajo titán (Titanus giganteus), también conocido como escarabajo hércules. Es originario de las selvas tropicales de América Central y del Sur. Los machos de esta especie pueden alcanzar longitudes de hasta 16-17 centímetros, incluyendo las antenas, lo que los convierte en los escarabajos más grandes del mundo en términos de longitud.

Antenas: Los cerambícidos se caracterizan principalmente por tener unas antenas llamativamente largas, aunque es cierto que las diferentes longitudes van a ser muy variables a nivel interespecífico e, incluso, entre los distintos sexos de estas (dimorfismo sexual más o menos evidente, o nulo, según la especie que consideremos). En ocasiones, las antenas pueden incluso llegar a superar con creces la longitud de su cuerpo. Tenemos especies con antenas rectas y uniformes a lo largo de su longitud (por ejemplo, filiformes), mientras que otras pueden tener formas aserradas o dentadas, incluso con pequeñas protuberancias, sedas u otras ornamentaciones y colores a lo largo de los antenómeros.

 Acanthocinus aedilis. Autor: Jakub Pátek

Dimorfismo sexual: Hace referencia a las diferencias físicas o morfológicas entre los machos y las hembras de una especie. En los cerambícidos, como en muchos otros organismos, el dimorfismo sexual puede ser evidente y variar en diferentes aspectos. Algunas características comunes de dimorfismo sexual en los cerambícidos incluyen (1) Tamaño: En muchas especies de cerambícidos, los machos son generalmente más grandes que las hembras. Pueden tener cuerpos más largos, antenas más desarrolladas o mandíbulas más grandes. (2) Antenas: Las antenas de los machos pueden ser más largas y tener una estructura más compleja que las de las hembras. Esto se debe a que las antenas de los machos a menudo desempeñan un papel importante en la detección de feromonas y la comunicación con las hembras durante el apareamiento. (3) Mandíbulas: En algunas especies, los machos pueden tener mandíbulas más grandes, fuertes o elaboradas que las hembras. Estas mandíbulas pueden ser utilizadas en la competencia por las hembras o en la defensa territorial. (4) Coloración y patrones: En algunos cerambícidos, los machos y las hembras pueden tener diferencias en la coloración y los patrones del exoesqueleto. Los machos pueden exhibir colores más llamativos o patrones más elaborados, que pueden desempeñar un papel en la atracción de las hembras o en la competencia entre machos.

Dimorfismo sexual en Aegosoma scabricorne. Autor de la fotografía: Lech Kruszelnicki ver: http://www.cerambyx.uochb.cz/aegosoma_scabricorne.php – Nótese la mayor longitud de las antenas en los machos, que superan el ápice elitral. En las hembras se supera por poco la mitad de la longitud de los élitros. Igualmente, los machos tienen también otras diferencias morfológicas en las antenas. Por ejemplo, la presencia de espinas de cierto tamaño en la parte interna de los robustos antenómeros 3º y 4º.

Patas: Las patas son fuertes y adaptadas para trepar y aferrarse a los sustratos arbóreos. Pueden tener espinas o estructuras especializadas en las patas que les ayudan a sujetarse a las superficies.

Aparato bucal: Tienen un aparato bucal masticador que les permite alimentarse de materia vegetal, como madera, tallos y hojas. Sus mandíbulas son fuertes y están adaptadas para la masticación.

Muchas especies son de colores brillantes y vistosos, con patrones distintivos que pueden servir para camuflaje (mimetismo batesiano), defensa (aposematismo), o señalización para la comunicación entre individuos de la misma especie. Es habitual que cuenten con espinas, protuberancias, u otras estructuras, en el pronoto, élitros y antenas. Igualmente, suelen aparecer punteaduras de diferente tamaño, así como sedas largas y tomentos de diferentes coloraciones y densidad.

  • El mimetismo batesiano es un fenómeno en el cual dos o más especies comparten una apariencia similar, pero solo una de ellas posee mecanismos de defensa contra los depredadores, como espinas, aguijones, químicos tóxicos o un sabor desagradable. Por otro lado, el doble aparente no cuenta con estos rasgos de defensa. La segunda especie se beneficia de esta similitud, ya que los depredadores la confunden con la primera especie y la evitan debido a una experiencia negativa previa.
  • Aposematismo: ciertas especies animales exhiben colores brillantes, patrones llamativos o señales visuales conspicuas para advertir a los depredadores potenciales sobre su toxicidad, veneno o capacidad de causar daño. Estas señales de advertencia son una estrategia de defensa para evitar ser atacados. Cuando un animal muestra colores o patrones de aposematismo, está comunicando de manera visual que representa un peligro o una amenaza. Algunas señales comunes de aposematismo incluyen colores brillantes como rojo, amarillo, naranja o negro, combinados con patrones de rayas, manchas o bandas contrastantes. El aposematismo es beneficioso para el animal, ya que los depredadores aprenden a asociar estas señales visuales con experiencias negativas, como el consumo de presas tóxicas o venenosas. Al evitar a los animales aposemáticos, los depredadores reducen su riesgo de envenenamiento o lesiones graves. El aposematismo es una adaptación evolutiva efectiva que permite a los animales evitar el ataque de depredadores al comunicar su peligrosidad de manera visual.
Mimetismo batesiano con patrones y colores aposemáticos en Clytus arietis. Fuente: Wikipedia.

Los cerambícidos desempeñan diversos roles en los ecosistemas. Algunas especies pueden ser polinizadoras, al alimentarse de néctar, polen y/o flores (antófagos), mientras que otras tienen una importante función en la descomposición de la madera muerta, o de árboles enfermos. También, existen numerosas especies que pueden convertirse en plagas forestales, o incluso, dañar estructuras de madera en áreas urbanas.

Los cerambícidos tienen una distribución global y se encuentran en casi todos los continentes, excepto la Antártida. En España, la familia cuenta con varias subfamilias como son, Cerambycinae, Lamiinae, Lepturinae, Prioninae, Spondylidinae y Necydalinae, con aproximadamente unas 270 especies descritas (ver, por ejemplo: Nuevo catálogo de los Cerambycidae (Coleoptera) de la Península Ibérica, islas Baleares e islas atlánticas: Canarias, Açores y Madeira, de César Fco. González Peña, Eduard Vives i Noguera & Antonio José de Sousa Zuzarte, en 2007).-

Fotos (1 y 2) de imago y pupa de Ergates faber. Autor: J. Antúnez Glez – CC BY-NC

Larva de Ergates faber. Foto: Castro, A. (Divulga Natura)