Agapanthia irrorata o longicornio de puntos blancos o, de los cardos.

El género Agapanthia (Lamiinae, Cerambycidae, Coleoptera) engloba a unas 45 especies de coleópteros distribuidos por todo el territorio Paleártico. En nuestro país, está representado por solamente 8 especies, relativamente sencillas de encontrar y observar en el campo: Agapanthia violacea, A. cardui, A. dahli, A. Kirbyi, A. annularis, A. villosoviridescens, A. asphodeli y, la que nos ocupa en esta pequeña nota, A. irrorata.

Como todos los Lamiinae, cuentan con una cabeza marcadamente hipognata y retráctil, una frente visiblemente convexa y unos engrosados tubérculos antenales. Los ojos, muy divididos por la inserción de las antenas, presentan lóbulos de diferente tamaño, están finamente facetados y unidos entre sí por más de una hilera de facetas. Las antenas son largas, robustas y suelen presentar sedas o pelos de color oscuro en algunos artejos, sobre todo en los más proximales.

Esta especie, de unos 13 a 21 mm de longitud (está entre las 4 de mayor tamaño del género), cuenta con élitros de color azul/negro metálico, relativamente glabros (presentan solo una ligera pubescencia oscura no muy densa). De forma muy variable, los élitros suelen presentar pequeñas manchas de tomento de color claro (blanco/amarillentas) y que, generalmente, se disponen alineadas de forma longitudinal. Hay ejemplares que presentan una gran cantidad de estas y otros que prácticamente carecen de ellas.

Tanto en el centro de la cabeza, como en el pronoto, existe una banda media de color claro. Igualmente, existen bandas del mismo color a ambos lados de este último.

En los cerambícidos, la diferente longitud de las antenas es un carácter que, generalmente, sirve para diferenciar a los machos de las hembras (las especies presentan por tanto dimorfismo sexual aparente). Aunque en algunos taxones esta diferencia puede ser demasiado sutil como para apreciarla fácilmente, los machos de Agapanthia irrorata cuentan con antenas de una longitud de casi el doble que la de su cuerpo, lo que permite discriminarlos inmediatamente de los ejemplares hembra. Concretamente, las antenas de los machos sobrepasan el ápice elitral a partir del sexto artejo (En este caso, las imágenes se corresponden con una hembra). Es destacable como el primer y segundo artejo de las antenas tiene una coloración oscura, con pelos del mismo color. Tras estos, los siguientes se tornan generalmente rojizos y se oscurecen en su ápice. De estos surgen tanto un tomento denso y claro, como sedas o pelos de color negro, más largas y evidentes.

Sin ser exhaustivo, las principales plantas nutricias pertenecen a los géneros de asteráceas Onopordum y Carduus, pero pueden encontrarse también sobre especies de apiáceas de Ferula, Thapsia, Verbascum, Daucus o Foeniculum, entre otras.

A diferencia de Agapanthia violacea, que cuenta con una distribución restringida a los territorios eurosiberianos pirenáicos, el resto de miembros del género tienen areales más amplios. En concreto, A. irrorata es una especie propia del mediterráneo occidental, con una distribución marcadamente bético-rifeña. En Andalucía es relativamente abundante, sufre una marcada rarefacción conforme ascendemos en latitud y, se hace muy ocasional, o no aparece, en el tercio norte peninsular. Puede ser encontrada desde finales de abril hasta julio.

Fotos: Agustín Castro